-Existen una gran variedad de opiniones y leyendas sobre la Ouija, unas la consideran como un tablero maldito, otras dicen que es un fraude, muchas cuentan historias sobre ella, ya sean buenas o malas, pero la mayoría muestran miedo y temor respecto a uno de los temas que no comprendemos ni controlamos, el espiritismo, lo oculto.
-Creer si los mensajes recibidos por la Ouija son ciertos o no, depende mucho de la fe que tengamos sobre el tema, en numerosas ocasiones el mensaje o contacto es un fraude, osea que es posible que la supuesta entidad es en realidad el mensaje de uno de los participantes, simplemente la sugestión del mismo hace que se mueva la tablilla.
-Algunos experimentos científicos, apuntan a que los movimientos que se producen en el tablero están relacionados con el efecto ideomotor. El efecto ideomotor se basa en que las grandes sugestiones, las creencias profundas y las altas expectativas pueden llegar a generar movimientos musculares inconscientes.
-En todos estos sucesos extraños, los asistentes niegan ser ellos los que mueven la plancheta, y al margen de que alguno pueda estar mintiendo, es muy probable que la mayoría de ellos realmente no sea consciente de que de su mano parten movimientos musculares inconscientes.
-Científicamente parece ser que el efecto ideomotor aumenta si el que mueve el objeto esta convencido de que no es el, de hay que estas sesiones tengan mas éxito cuando se hacen en grupo.
-Debemos concluir entonces, en que la Ouija es una experiencia inusual, y como tal puede arrastrarnos a emociones incontroladas, nos puede hacer creer que ese espíritu o ente con el que hemos contactado nos puede dar ordenes, nada mas lejos de la realidad.
-Hay que tener siempre en cuenta, que solo nosotros mismos somos los que debemos de manejar y controlar en todo momento la situación, independientemente de lo que sea que mueva la plancheta, y nunca seguir los caprichos o las indicaciones de los espíritus. Aunque la tabla de Ouija se use para hablar con los espíritus o seres del mas allá, es probable que no sean ellos los que responden a nuestras preguntas, o al menos no siempre.